viernes, 23 de diciembre de 2011

Historia sin nadie


Las calles están desiertas siempre que sueño.
Y no oigo nada más que mi respiración; como si me tapara los oídos, igual que en una caracola.
Mi casa está desordenada pero vacía, habitada pero ausente... como si acabara de salir corriendo en cuanto me dormí. Me delatan los libros sobre el sofá y la lamparita encendida del dormitorio.
Humea el café en la cocina y a veces hasta percibo el vaho dulce que sale del cuarto de baño: me he ido hace un segundo. El tiempo justo de coger el reloj y ponerme la chaqueta.
Sabía que venía y me he dejado una nota pegada con imanes en el frigorífico: "Vuelvo cuando despiertes".

jueves, 22 de diciembre de 2011

Desesperanza que ha dejado de fumar


Todos somos poco,
pero solo algunos lo saben,
otros pocos lo sienten;
otros no pueden dejar de llorar por todo.

martes, 20 de diciembre de 2011

Yo de pequeño quería ser...

Primero, de niño, quise ser torero, por la épica del valor que a todos nos gustaría tener; cuando vi de cerca un toro de verdad, se me pasó. Ser músico o cantante también resultaba una buena alternativa, y artística también; soy tan tímido que me es imposible tocar con público, y cantar (destrozar canciones) ni te digo. De jovenzuelo, más que nada por influencia televisiva, quise ser piloto o médico. Lo de volar no se pudo cumplir porque resulta difícil acostumbrar el cuerpo a flotar cuando ya estás talludito y tienes las carnes duras; en cuanto a lo de médico: hubiera sido terrible (hubiese llorado con mis pacientes más que curarlos). No soy hombre de acción, sino de contemplación. Por eso mi vocación auténtica es la de escribir (mal, poco, pero). Por eso a veces, sin tener mucho que decir, necesito teclear tonterías...