sábado, 22 de enero de 2011

Libros de tanatorio

Hace poco, y, como es fácilmente deducible, por motivos desgraciados, estuve en un tanatorio. Murió una persona a la que quería mucho. Alguien especial a quien no recuerdo más que sonriendo (sí, era alguien fuera de lo normal...). Mis ojos no estaban para leer ni para dormir, por eso quizá me llamó la atención que cada vez son más cómodos los sofás de este tipo de lugares, y que -aquí llegó mi sorpresa- aparecía en un rincón visible del recinto un expositor de libros. Diez o doce. Libros con el precio pegado en la contraportada. Con una sujeción al estante para que curiosees de pie, pero no te sientes a gusto a leerlos en alguno de los sofás y te lo termines. No se trataba de libros de cortesía (que ya sería raro de por sí, en esas circunstancias), sino libros a la venta. Con títulos como (perdonad mi memoria si no soy exacto): Mamá se ha ido, Dónde está el abuelo, Te quise con todo mi corazón, Seguir sin ti... Temática evidente. Estilos diversos: más poéticos, más de autoayuda, más religiosos... pero todos con el mismo fondo y casi con el mismo tono (no sé si hay otro para hablar de la muerte, al menos dentro de un tanatorio).
¿Alguien compraría un libro en un tanatorio? ¿Para qué? ¿Para leer en las horas perdidas de velatorio? No entiendo... Soy demasiado cuadriculado: estas cosas se me escapan.
Y más preguntas: ¿Hay mercado diferenciado para esta oferta? Y si la hay, ¿para qué no? ¿Libros de restaurante? ¿De discoteca? ¿De gasolinera (la música de gasolinera es un género en sí mismo)? Ya hay libros de museo, y de aeropuerto, y de kiosco, es cierto. Se dice que todo está en los libros; ¿los libros están en todo? ¿Siempre hay un libro para un descosido? ¿Eso de "nicho de mercado" editorial tiene algo que ver (y perdón por el humor negro, si es que lo es)? No me siento capaz de analizar el fenómeno. Ahí os lo dejo. Como curiosidad.
Si queréis, aquí va un enlace, tan elocuente como intrigante, para ampliar información: alfinlibros.com . Si llegáis a alguna conclusión, no dejéis de contármela, por favor.

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