lunes, 5 de septiembre de 2011

Razón y horizonte de la crisis


Hay sesudos estudios sobre el tema, muchos economistas que indagan, los filósofos reflexionan, profundizan en las razones de la crisis, la tan cacareada crisis económica (y de fondo, crisis de valores, dicen). Y no voy a venir yo ahora con la clave, desde luego, que me sobra modestia y me falta entendimiento (¡Fíjate que ironía me acaba de salir con la modestia y el creerse un listo...!), y, por si fuera poco, no soporto a los del "estoescomotodo". No. No van por ahí mis tiros.
Es que simplemente quiero insistir en que esto no es una crisis, sino una consecuencia (no llevará a cambio de modelo, sino a dar un paso más en el vigente); que no es económica, sino cultural (afecta, fundamentalmente a nuestro modo de vivir y de ver el mundo); que no está en manos del mercado ni del sistema solucionarlo porque no son ellos quienes la producen, sino nosotros, cada uno de nosotros, que pensamos que es normal que salga en el telediario el más famoso, el más poderoso, pero no necesariamente el mejor, y que envidiamos a los que tienen y no a los que son, a los ricos y no a los buenos; que esta situación no terminará con medidas de reactivación o con creación de empleo o con control de las primas de riesgo, sino cuando lo que están ganando dinero con todo este barullo dejen de ganarlo.
La culpa es de todos y todo seguirá así mientras veamos normal que comprar y vender sean los criterios por los que cualquier cosa determina su valor.

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