viernes, 18 de septiembre de 2009

Al morir don Quijote

No es difícil escribir como Cervantes, ahora que Cervantes ya ha escrito. Y atreverse con una continuación del Quijote es sólo cuestión de inconsciencia. Al autor de El ingenioso hidalgo... se le ocurrió que "matando" a su protagonista evitaba otros Avellanedas apócrifos, pero se equivocó. La historia puede continuarse sin don Quijote.
La prueba, en Al morir don Quijote, de Trapiello, escritor solvente, con buen manejo de tramas y verbo, que aporta en esta secuela grandes dosis de respeto y de cariño por las criaturas cervantinas. Eso salva el libro. Lo que podría haberse quedado en un remedo de prosa y acción, respectivamente rechinante y morosa al principio, luego estilizada y sorprendente, se convierte en una novela jugosa, en una reinterpretación personal del universo del hidalgo manchego y su autor. Es fácil de leer, como fácil de leer es Cervantes. Y no se queda en imitación, aunque esta es la forma más sincera de homenaje, y el libro claramente lo es.
¿Quién no se ha preguntado alguna vez qué pasaría con Sancho Panza tras la muerte de su amo? ¿Qué con Rocinante, el bachiller Sansón Carrasco, el ama y la sobrina, el cura y el barbero...? Si no tenéis imaginación suficiente, aquí va una alternativa posible.

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