martes, 27 de octubre de 2009

Otroyo

He usado, para alguna boda, americana y corbata. En ocasiones he pensado que me pega conducir un todoterreno. Durante un tiempo llevé el pelo largo; a veces me hacía coleta. Recuerdo que me compré hace años un disco de Lenny Kravitz. Me han llegado a decir que tengo gracia cuando me tomo dos copas o me pilla el día irónico. Y conservo por ahí guardado un libro de Antonio Gala y otro de Dragó, que me regalaron de buena fe.
Es difícil ser uno mismo esquivando tanta trampa...

3 comentarios:

  1. Mientras no te los regalara el autor...

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  2. Ya sabes, son el típico agasajo de compromiso, para Navidad, onomástica o cumpleaños: de tu primo segundo que pasa unos días en casa, o de esa tía a la que ves sólo en los entierros y que, de pronto, decide hacerte un regalo. Cortesía social, que no personal.
    A Gala lo conozco como remate de una larga fila en la Feria del libro. A Dragó, de zapear por la espetele. Nunca me ha dado el ánimo para leer algo suyo completo, lo confieso.

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  3. Querido Juan

    No es que yo sea más consecuente que tú. Pero el libro que me compré y ¡¡leí!! de Sánchez Dragó lo tiré a la basura sin remordimientos. Si lees cinco páginas más, seguro que abrirá un espacio en tu estantería. Un abrazo

    Arturo

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