miércoles, 25 de agosto de 2010

Los túneles del paraíso, de Luciano G. Egido

Tenía yo 18 años recién cumplidos cuando, el verano en el que terminé el instituto, justo antes de empezar la universidad, y sabiendo que en casa no había demasiados recursos para ello, propuse a mi madre que quizá podia ponerme a trabajar un tiempo en la construcción de las vías del tren que pasaban cerca de mi pueblo para el tramo del AVE a Sevilla. Recuerdo que me ofendió que me respondiera que no, que ese era un trabajo para hombres. Yo, que me creía ya un adulto con experiencia de la vida... Este libro me ha demostrado que mi madre tenía razón, aunque yo esté hablando de los años 90 y la historia que narra Egido se sitúe a principios del siglo XX. Maquinarias y tecnologías aparte, hace falta un desarraigo, una capacidad de soledad y una especial sensación del tiempo para dedicarse a construir caminos, de tierra, de asfalto o de hierro. Y sus túneles.
***
No sé si recomendaros esta lectura.
Tiene resplandores de una luz intensa, momentos en los que el lector llega a levitar, párrafos dignos de ser obra por sí mismos... pero para encontrarlos hay que meterse en un túnel oscuro y temible, de palabras que no dicen mucho e historias que nos suenan como si las hubiéramos oído contar alguna vez.
Me compré el libro porque Senabre, el crítico del mundo que hizo una valoración de mis relatos para El Cultural, lo calificaba como excepcional. Y desde luego que tiene líneas de oro.
Insisto, no sé si recomendároslo. Pero, como hago otras veces, os voy a proponer unos párrafos de su lectura. Juzgad vosotros mismos.

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