jueves, 18 de julio de 2013

Ni nos queda ya París. Un vestido azul sobre la silla 2

Mi añoranza de brazos insípidos y vagos,
de perezas gemidas y apagadas,
de azulados rincones de silencio entre sábanas,
de perfiles a contraluz de amanecer esperado,
mi emergencia de aire frío
y la alargada somnolencia,
esas son, inciertas, muertas,

las huellas que dejas.

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