Nunca fuimos de esos
que se graban corazones
o iniciales
en los brazos, tatuados,
o en las cortezas de árboles.
De haberlo hecho, seguro,
cuando marchaste,
hubiera quedado tuyo
el corazón y mi nombre,
y mía la flecha perdida,
clavada justo ahí
donde dejaste
ayer tiradas
tus llaves.
"Pero dolió más cuando yo no tenía marca que borrar, pues no podía cortarme el pecho con un bisturí y sacar de mi corazón ese sentimiento que me apretaba el pecho, aunque intentaba decirme que ese dolor era sólo una ilusión de la mente"
ResponderEliminarTienes un estilo sorprendentemente profundo. No dejes de escribir. Tienes mucho que decir.
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