martes, 10 de noviembre de 2009

Camino de perfección socio-personal

La búsqueda de la felicidad, partiendo de la base aristotélica del concepto de virtud como equilibrio, es paralela a nivel social e individual. Si la sociedad puede reinventarse evitando los males pasados y cambiando las claves, el individuo puede reconstruirse huyendo de sus miedos ancestrales: la convivencia podría probarse en un ámbito sin dinero, sin poder y sin trascendencia moralizante; el ser humano podría configurarse como ser sin ambición material, sin el hábito de clasificar con prejuicio a sus semejantes como inferiores, sin pensar en vidas tras la muerte ni en futuros improbables: ni rico ni pobre, ni por encima de los demás ni por debajo de nadie, ni en guerra santa permanente ni negando su esencia inmaterial misteriosa.
Puro idealismo. Más allá de Hegel.

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