La antigua URSS puso en práctica un sistema que se dio en llamar comunismo, pero que no fue más que un intento de marxismo oligárquico y estanco, abocado, por propia definición, a autofagocitarse. La actual cúpula liberal-bancaria nos arrastra, disfranzándolos -incluso terminológicamente (irónico "liberalismo")- de libertad, al darwinismo económico y al keynesianismo radical como apocalipsis inevitables. La clase sacerdotal católica ha condicionado de tal manera nuestra moral, y por tanto nuestra historia, que el miedo ya es parte integrante ya de nuestra identidad.
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Hace 1 semana

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