
Todo ello es la base de una historia que trasciende el marco de la televisión normalizada y el del cine, con el que mantiene sutiles diferencias, y constituye lo que he llamado "televisión literaria", literatura no leída, no oral, lenguaje que parte de texto literario pero añade componentes que lo particularizan.
No se trata solo de calidad: hay series de calidad en las que no entran en juego estos factores. Es algo que va más allá. Esa es la cuestión.
Dejemos de identificar literatura y libros, escritor y escritura. Hay que profundizar más para entender qué es literario y qué no. Y puede que la literatura esté también en las series de televisión. O en todas partes... puede que sea Dios (!?).