jueves, 18 de junio de 2009

Perdidos

Y otro tanto con Perdidos. La variedad de antítesis, juegos lógico-lingüísticos fácil o difícilmente interpretables para el televidente (los "otros", la "isla"), tratamiento del tiempo (subyace Proust), alternancia de subjetividad individual y objetividad grupal, ambas incluyendo al espectador como testigo emotivo... Cien cosas más...
Todo ello es la base de una historia que trasciende el marco de la televisión normalizada y el del cine, con el que mantiene sutiles diferencias, y constituye lo que he llamado "televisión literaria", literatura no leída, no oral, lenguaje que parte de texto literario pero añade componentes que lo particularizan.
No se trata solo de calidad: hay series de calidad en las que no entran en juego estos factores. Es algo que va más allá. Esa es la cuestión.
Dejemos de identificar literatura y libros, escritor y escritura. Hay que profundizar más para entender qué es literario y qué no. Y puede que la literatura esté también en las series de televisión. O en todas partes... puede que sea Dios (!?).

No hay comentarios:

Publicar un comentario