sábado, 29 de agosto de 2009

Más tormentas de verano en un verano sin tormentas 3

Todos desean volver a casa, aunque nadie lo dice; quizá los niños. Todos saben que su monotonía les hace dichosos, a pesar de que han presumido delante de todos de que la iban a romper, de que podrían desconectar, de que son clase media con suficiente poder adquisitivo como para transformarse en turistas accidentales una vez al año, o dos, si les da por el masoquismo.
Y hay que hacer fotos de todo, que luego hay que enseñarlas. De la mariscada aquella. De la moto de agua que alquilaste. Tu hermana se morirá de envidia. Graba un vídeo a la niña nadando con sus manquitos nuevos. ¿Luego puedes borrar el trozo en que sale del agua pidiendo pis? Lo que no podrás cambiar es el aire de hastío y de cansancio que se cuela en todas las instantáneas, ni siquiera en las que haces con tu nueva cámara digital adquirida especialmente para la ocasión. Quedará ahí para siempre, como todos los años. Decid "patata", que así se os nota menos ese gesto raro.

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