miércoles, 8 de julio de 2009

Creadores infernales

Como puede que Dios sea literatura y falta el yang de este ying, ahí están los críticos literarios, escribidores infernales.
Anotación al margen: podría parecer que lo que yo hago aquí, a veces, en este blog, es crítica literaria; ni pensarlo. Doy opiniones como las daría en una conversación entre amigos, como quien charla sin más. No hay juicio sumarísimo en mis opiniones. No me erijo en poseedor del rasero medidor. Hablo desde mis sensaciones y abro las puertas a las de los demás. El crítico literario habla desde el absoluto de su profesión, como un Papa infalible, y argumenta lo que no es argumentable, hace ciencia matemática deducible de lo que es arte inefable. Dictamina y clasifica en taxonomías irrelevantes (¿Generación del 98? ¿Del 27? ¿Machado con Valle-Inclán? ¿Lorca con Guillén? ¿Hacemos un capítulo del manual dedicado a los autores medievales y juntamos a Berceo con el Arcipreste de Hita, a ver qué pasa?). En fin, todo el mundo tiene derecho a ganarse la vida... Y lo digo yo, que trabajo con (y por tanto, de alguna manera, vivo de) esas tablas periódicas de escritores que alguien enladrilló y que yo transmito, sin desempaquetar (porque no me dejan: ¿quién soy yo para alterar sistema alguno?') a mis alumnos, como me enseñaron a mí.
Bueno, a lo que iba y se me queda en el tintero. Un ejemplo de creación infernal de un par de críticos literarios: la nueva generación de escritores llamados "mutantes". Psicodélico, por decir algo. Continuará...

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