lunes, 13 de julio de 2009

Excepción a la mutación

Al César, lo suyo. Y en todo hay excepciones. También dentro de la "generación mutante". Hojeando de nuevo el libro, he recordado dos nombres que, sin tener mucho en común con el resto de autores de la antología de la que os hablaba el otro día (ver "Mutatis mutandis" por ahí abajo), me dieron impresión de haber escrito con conciencia de tener algo que decir: una, Mercedes Cebrián, que maneja en su relato la ironía y la doble vuelta de un modo entre humorístico y revelador; y otro, Isaac Rosa, que da una muestra de estilo claro y formado, de variación controlada, no resultado de una intención meramente negadora de la forma previa al filtro del estilo.
Creo que si yo escribiera (y aprovecho para desearlo) lo haría como una mezcla de ellos dos: ironía y juegos de continuidad (que no fragmentación vanguardista porque sí, porque romper sea revolucionario -que no lo es: lo revolucionario es siempre lo que se construye de nuevas maneras y con nuevos propósitos-).
Más allá de apreciaciones personales, son los únicos en los que atisbé calidad.
Tenía que decirlo. No se puede generalizar hasta el punto en que lo especial se pierde mezclado con lo común.

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